LA MARCA DE LA ADOLESCENCIA

Siempre fui un alma solitaria, que soñaba a través de los ojos de la gente, mi soledad consentida a veces se convertía en una cárcel que yo misma me construía, derrota a derrota, cada angustia en mi corazón quemaba hasta arder por mis venas, y me sentaba en un rincón a oscuras a purgar mis inexperiencias.

Fui la chica más misteriosa del cole, la más inaccesible, escondia mis sentimientos bajo llave en mi corazón, protegiéndolos de las personas que robaban mi bondad y la usaban para herirme, nunca confíe en nadie, nunca nadie se lo mereció.

Incomoda en cualquier lugar, cerraba los ojos para que el día se consumiera con celeridad, siempre pensaba en el mañana como un día renovador, pero nunca llegaba, yo seguía siendo yo, y nada a mi alrededor había cambiado, volvía a cerrar los ojos y así vivía, en penumbra, el Sol quemaba, la lluvia mojaba y la noche me humedecia por dentro, pero yo no era vulnerable, yo era una roca, yo lo soportaba todo, de una forma insensible y enfermiza, no tenía nada y lo tenía todo, no sentía nada y lo sentía todo.

Caminaba mis calles de vuelta a casa ensimismada y otras veces huía lejos, a lugares solitarios donde me fundía con la nada, donde nadie nunca jamás me pudo encontrar, y allí liberaba mis fantasmas y los metía en un trozo de papel, escribía penas, transformaba mis pensamientos de dolor en letras desesperadas, a menudo miraba al cielo esperando contestación a mis plegarias, pero volvía a casa sin saber con certeza que era lo que esperaba si no sabía lo que quería, estaba perdida y asustada, con el peso del mundo muy dentro de mi.

Me fui quedando más sola, pero nada me importaba, perdí a mi mejor amiga en un arrebato de madurez, dándome cuenta de que esa amistad que yo ofrecí incondicionalmente, nunca me fue correspondida y perdí a mi mejor amigo en un reflejo de cobardía, dejé que se alejara de mi otra vez, mientras yo sostenía la palabra "Te quiero" como un peso que en mi alma se hundía.

Después de la escritura, la música fue mi oasis, acudía a ella cuando estaba exausta y sedienta de paz, me dió fuerza, me dió tranquilidad, tantas horas complices pasaba con ella que le puse cara, se llamaba MARIAH mi amiga imaginaria, la única que estaba ahí cuando yo estaba necesitada, la única que nunca me reprochaba nada, aprendí de ella todo, a ser fuerte, a luchar por lo que yo sentía, a mirar de frente sin miedo a un nuevo día, iba conmigo a donde yo iba, mi fiel compañera, le debo tanto y ella nunca me pidió nada.

Hoy todavía caminamos juntas, ella es como mi hermana, mi amor por ella no tiene caducidad y dárselo no me cuesta nada.

Siempre estuve obsesionada con encontrar mi talento, lo busqué en cada rincón de mi ser, creyendo que si no lo encontraba mi vida iba a ser como una gota de lluvia en el mar y eso me consumia, porque yo quería ser diferente, de hecho era diferente pero ahora lo tenía que validar. Un día sin querer, encontré mi talento en la sonrisa amable de la gente, hoy se que es mi arma, que es mi AS en la manga y me sale tan natural, que ya ves, tanto buscar y ni siquiera estaba oculto en ninguna parte, solo lo tenía que desplegar, lo tenía que aprender a usar.

Hoy estoy todavía marcada por mi adolescencia, porque el dolor no se olvida y aunque creo que soy una persona sana, no puedo decir que haya superado todo aquello, es la parte más importante de mi vida, todas mis primeras veces estan ahí, también mis primeros desengaños y mis primeros fracasos, es la esencia de mi vida, aprendí a crecer a través de toda esa adversidad y puedo decir que todo me hizo más fuerte.

MIS 10 MANDAMIENTOS:

1.- Creo absolutamente en mi por encima de todas las cosas, porque sin mi, no tengo NADA.

2.- No me arrepentiré de nada que hice ayer, lo pasado pasado está y a lo hecho pecho.

3.- Haré cada cosa en su momento oportuno, si algo no me apetece hacerlo hoy, la dejaré para mañana.

4.- Usaré mi sonrisa siempre.

5.- Conseguiré todo lo que quiera conseguir, no hay nada imposible, si me lo propongo lo puedo lograr.

6.- Pediré siempre perdón y daré siempre las gracias.

7.- Nunca me negaré a hacer cosas nuevas, si los demás lo pueden hacer yo también.

8.- No prejuzgaré a las personas, porque se que las apariencias engañan siempre.

9.- Haré siempre el bien sin esperar nada a cambio, porque solo así podré tener mi conciencia tranquila.

10.- Seré tolerante y diré siempre la verdad con diplomacia e inteligencia.